Gira por Europa: Cooptación de Luisa por el Institutum Pataphysicum Granatesis

En su paso por Granada el destacado escritor Angel Olgoso, Optimate Aparente y Gran Proveedor Propagador del Institutum Pataphysicum Granatesis, le hizo entrega a Luisa en solemne secreto de la honrosa designación de “Sátrapa Honorífica, Protodataria de Máscaras y Cenobiarca de Microfábulas y Zoorpresas”.

Luisa fue una de las primeras en hablar de Patafísica en Argentina a su regreso de Francia, en la década del ´60, y un referente del movimiento en nuestro país.

Más información: Institutum Pataphysicum Granatesis.

Dossier sobre Luisa del Institutum Pataphysicum Granatesis:

El Padre Ubú es, sin dudas, uno de los personajes más queridos por los pintores y dibujantes del siglo XX (su retrato fue realizado por Picasso, Bonnard, Dalí, Miró, Baj, Ernst, Hockney, Nash y Jarry mismo, entre tantísimos). El 4 de septiembre de 1963 Ubú desembarcó en la Sociedad Central de Arquitectos de Buenos Aires de la mano de Luisa Valenzuela (según el Colegio de Patafísica, Comendadora exquisita de la Orden de la Grande Gidouille), Eduardo Bergara Leumann y Victoria Guido, que leyeron arengas y célebres textos patafísicos. Ubú rey, por otra parte, fue estrenada poco más de dos años después, el 10 de diciembre de 1966, interpretada por Jorge Fiszón, Marta Serrano, Sara Quiroga y el escritor Pepe Romeu, entre otros, según la versión de Fassio publicada por editorial Minotauro en 1957.

En 1959 Eva García y Álvaro Rodríguez deciden viajar a París en barco, acompañados por Fassio, para asistir a la proclamación del Barón Mollet (que fue íntimo amigo de Apollinaire) como Vice-Curador del Colegio, el 10 de mayo, en la Terraza de los Tres Sátrapas. Con esta ceremonia se inicia el Segundo Magisterio del Colegio, que se prolongaría hasta 1965 (o sea, entre los años 84.92 de la Era Patafísica, que se contabiliza a partir del día del nacimiento de Jarry, el 8 de setiembre de 1873). Son los dos únicos argentinos presentes.

Asisten a veladas diarias en casa de Jacques Prévert, intiman con Boris Vian –quien muere unas horas después de visitarlos–, Jean Dubuffet, Raymond Queneau, Raymond Fleury y André Bureau, se dedican a la sistemática búsqueda de rarezas bibliográficas. Fassio publica su “Planisferio del Colegio de Patafísica” en las páginas del número 13 de la Evergreen Review, órgano de los patafísicos neoyorquinos, y en el Dossier nº 16 del Colegio. Eva García expone en las galería La Proue, de Bruselas, y las parisinas L’Antipoète y Le Soleil dans la Tête. A su regreso a Buenos Aires, Rafael Squirru, director del flamante Museo de Arte Moderno, incluirá su obra en la Primera Gran Exposición Internacional de Arte Moderno.

Por esos meses un taxidermista le ofrece a Rodríguez un mono embalsamado, un cinocéfalo papión, y el patafísico descubre de inmediato que se trataba de Bosse-de-Nage, el acompañante del Dr. Faustroll. Por supuesto, su mujer lo compró y desde ese momento formó parte de su cotidianidad. Luisa Valenzuela, que los frecuentaba asiduamente, escribió: “Poco a poco se fueron mimetizando, el papión y el hombre cuya melena se iba salpimentando y haciéndose más voluminosa con el tiempo”.

(“Ubú rey de la patagonia”, Rafael Cippolini, del Novísimo Instituto de Altos Estudios Patafísicos de Buenos Aires)

LUISA VALENZUELA: “A mí, personal, despiertamente, me gusta soñar o imaginar encuentros de Cortázar con otras grandes personalidades. Cierta vez le armé uno con Alfred Jarry por las calles de Buenos Aires para que la Patafísica nos volviera a recordar, a orillas del río de la Plata, eso de ‘no tomar lo serio en serio’, y también que las soluciones imaginarias son las únicas viables a la luz de nuestros políticos neoliberales y corruptos (…)

Lo interesante es que Cortázar y yo salimos los dos de la Patafísica, y eso él lo reconoció también. Yo viví de cerca el movimiento de la Patafísica en la Argentina, junto con Albano Rodríguez y Juan Esteban Fassio, que es el que hizo la máquina para leer Rayuela. La Patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias, la creación tan genial de Alfred Jarry, que te insta a ver el mundo suplementario a éste. Es el no creer en las reglas sino en las excepciones a las reglas. Cuando yo volví de Francia, fui una de las primeras en hablar de la Patafísica en la Argentina. La Patafísica da origen al Dadaísmo y luego al Surrealismo, y viene de una lógica subversiva. Entonces entré en un movimiento que me resultaba muy afín a mi manera de ver el mundo, y Cortázar por su lado también estaba muy involucrado en la Patafísica. Así que de alguna manera salimos de los mismos maestros (…)

Y recibió su respuesta cuando Juan Esteban Fassio, en una vieja casa de las llamadas chorizo en Buenos Aires, fabricó la Rayueomatic, esa máquina para leer la novela atendiendo las diversas órdenes. Según qué botón apretábamos, salía un cajón con el capítulo correspondiente. Yo también pertenezco a la Orden de la Grande Guidouille, y por tanto conocí a Juan Esteban en su momento y estoy en condiciones de develar un secreto: Cuando Julio en La vuelta al día en ochenta mundos presenta el artefacto, que es en realidad una cajonera, dice que el Botón F ‘en los modelos con cama, abre la parte inferior, quedando la cama preparada’. No quiero pensar en la fácil asociación de ‘hacerla la cama a alguien’, pero me temo que Fassio no se animó a confesarle a su admirado autor que la función primigenia del Botón F era la estar destinado a prenderle fuego a todo el aparato”.